La Historia del Guitarrista Hedonista
(y los peligros de perseguir placeres vacíos)
Tiempo de Lectura: 12 minutos
La Sabiduría de un Rockstar Redimido
La dolce vita.
Hace unos años, cuando vivía en Barcelona, conocí a un guitarrista de rock en un bar. Estábamos solos en la barra, así que nos pusimos a charlar.
Durante esa noche de copas, él me contó su historia de vida.
Almagro, como se llamaba, era mayor que yo y tenía mucha vida recorrida.
Se notaba, no tanto por los años (tan solo tenía 35), sino por su rostro (digamos que parecía de 50). Me confesó que durante mucho tiempo de su vida vivió de manera hedonista, entregado a la búsqueda del máximo placer.
Me contó que años atrás había conseguido un contrato discográfico con su primera banda. Y desde el primer minuto, vivió como una estrella de rock.
Al principio, todos en la banda lo hicieron: salían de gira, trasnochaban, abusaban de alcohol y sustancias, y hasta se dieron ‘el lujo’ de destrozar un cuarto de hotel (me mostró fotos y todo).
Algo así.
Pero a medida que la banda crecía, los integrantes se volvieron más profesionales y mermaron sus excesos. Todos excepto Almagro, que seguía viviendo como rockstar adolescente.
Mientras sus compañeros mejoraban en sus instrumentos y componían música cada vez más compleja, Almagro no practicaba; sentía que “ya la habían pegado” y no veía motivo para seguir mejorando.
Durante la grabación del tercer disco, tuvo dificultades para seguirle el ritmo de sus compañeros. En algunas canciones, sus partes las terminó grabando el otro guitarrista del grupo. Sus compañeros estaban cada vez más disconformes.
No solo seguía haciendo papelones que el resto de la banda ya no hacía (me contó que una vez se metió en una importante iglesia y se encendió un cigarrillo adentro, poniendo en problema a todo el grupo), sino que su falta de mejora ralentizaba el crecimiento de la banda.
“¿Tíos, pero qué coño significa Cmaj7…?”
El momento clave fue durante un recital en un garito muy conocido en Madrid. El manager de la banda había arreglado para que esa noche, un reconocido músico -que toda la banda admiraba- estuviera presente. Había probabilidades de colaborar con él, y esto entusiasmaba mucho a todos los miembros.
Semanas antes del recital, la banda acordó ensayar el doble para dar un recital impresionante. Pero Almagro buscó excusas para faltar a la mayoría de los ensayos. Decía que practicar no le daba placer y que mataba su espontaneidad en el escenario. Prefería no hacerlo.
La banda tuvo que aceptar sus faltas a regañadientes, y ensayaron sin él.
El día del show, el grupo estuvo reluciente… excepto por Almagro, que se equivocó más de una docena de veces, entorpeciendo la performance del show. Su ‘actitud espontánea’ no había sido suficiente.
Pura actitud.
Al terminar el show, la decisión estaba tomada: el resto de la banda le comunicó a Almagro que no formaría más parte de ella. Almagro se indignó, gritó y rompió cosas del camarín. Se fue solo del bar con una botella de J&B en la mano.
Su noche terminó en una trifulca con unos punks en la calle, que lo dejó con una mano quebrada.
Golpeado física y emocionalmente y sin banda, se fue unos días a la playa en Barcelona, donde estuvo de fiesta en fiesta, viviendo con la indemnización que los miembros de su antigua banda le habían dado.
Cuando sus ahorros se terminaron, Almagro cayó en la realidad: estaba en la B…
Tenía que hacer un cambio en su vida, pero no sabía cómo empezar.
Reflexiones en el Mediterráneo.
Volvió a Madrid y se mudó con unos compañeros de piso (no le alcanzaba para vivir solo). Consiguió un laburo como mozo en un bar de rock y comenzó a trabajar cinco noches a la semana. Durante esas noches, Almagro vio un montón de bandas y conoció muchos guitarristas.
Hubo uno en particular que le llamó la atención: tocaba excepcionalmente bien y parecía hacerlo sin esfuerzo. Era muy prolijo, y sin embargo tenía mucha actitud (de esa que tanto le gustaba a Almagro).
Al terminar el show, se acercó al guitarrista y le pidió algunos consejos. El muchacho le dijo que lo principal era la práctica constante. Practicaba incluso en sus días libres, un rato cada día, y siempre se exponía a ejercicios incómodos (en lugar de tocar lo que ya sabía).
Le contó que al principio, practicar así le parecía un coñazo. No encontraba placer alguno en sentarse a practicar los mismos ejercicios una y otra vez, pero poco a poco vio mejoras en el escenario, y eso le generó una enorme fuente de disfrute y confianza en sí mismo.
Consejos de un joven guitarrista
Almagro escuchó atentamente, y esa misma noche, al volver a casa, desempolvó su guitarra y se puso a practicar.
Poco a poco, esto se fue transformando en un ritual para él: cada noche, al terminar su turno, se acercaba al guitarrista que había tocado en ese show, y le pedía humildemente un consejo (sin confesarles que él había sido el guitarrista de aquella famosa banda que en ese momento ‘la estaba petando’).
Al llegar a su casa, Almagro practicaba durante una hora seguida antes de dormir. Ponía a prueba las escalas y ejercicios que aprendía de los guitarristas con los que hablaba cada noche.
Guitarrita y a la cama.
Poco a poco, comenzó a disfrutar de esos momentos de práctica nocturna.
A veces se encontraba durante el día pensando en los ejercicios que practicaría esa noche al volver del trabajo.
Hizo esto durante un año y medio, sin parar.
Naturalmente, se fue convirtiendo en un mejor guitarrista
Hubo una noche, en el garito donde trabajaba, en la que escuchó una discusión en el camarín: la banda que había tocado esa noche estaba discutiendo a viva voz.
“Renuncio, tíos!”
Mientras Almagro terminaba su turno, vio cómo el guitarrista de la banda salía insultando con su guitarra colgada y un whisky en la mano, gritando “¡Renuncio, tíos, renuncio! ¡No encontrarán nunca un guitarrista con mi estilo! Ya verán!”
Por supuesto, esta escena le recordó lo que él había vivido un par de años atrás.
Almagro entró al camarín. Sintió la tensión en el aire. La banda, que estaba reunida en círculo, se giró para verlo.
“Y este quién es?”
Almagro, se aclaró la garganta y dijo: “Disculpen que interrumpa, pero no pude evitar escuchar la discusión… y solo quería decirles que si necesitan un guitarrista profesional y con estilo, estoy disponible para hacer una audición para ustedes cuando digan”.
La banda, sorprendida, lo citó esa misma semana a su sala de ensayos.
Quedaron fascinados al ver el talento y la habilidad de Almagro con la guitarra. “Pero Tío, ¿qué haces trabajando como mozo con esos dedos de fuego?”, me contó que le dijo el cantante luego de la audición.
“Dedos de fuego, tío!”
Así, Almagro entró oficialmente a esa banda, que a los pocos meses consiguió su primer contrato discográfico.
Años después, la banda ya estaba de gira por toda Europa, y al momento de conocer a Almagro, ya tenían tres discos publicados, “uno mejor que otro” (según las palabras del barman, que escuchó toda la historia mientras servía tragos y limpiaba la barra).
Les dije que tenía 35 pero parecía de 50.
Cuando le pregunté a Almagro qué lección había sacado de su historia, tomó un último sorbo de whisky y me dijo:
“Hombre, persigue siempre el disfrute de hacer eso que te hace mejor: mejor guitarrista, mejor amigo, mejor humano.
El placer por placer es vacío si no hay verdadero disfrute.
Por eso: persigue el disfrute, no el placer.”
Ese día, Almagro -que ni siquiera preguntó mi nombre- me mostró que placer y disfrute no eran sinónimos, y que de hecho existía una crucial diferencia entre ambos.
¿Pero cuál era exactamente esa diferencia?
¡Lo veremos en el siguiente Newsletter!*
*el famoso “Continuará…”
Recomendaciones

Primero que nada: gracias a todos y todas los que respondieron
la encuesta del domingo pasado.
No se imaginan lo bien que me vino leerlos
y escuchar sus opiniones sobre estos correos.
De hecho, volvemos a la sección Recomendaciones
pura y exclusivamente por sus comentarios
(aparentemente varios lectores esperaban con ansias esta sección).
Así que aquí vamos
🍿
Cine | Perfect Days – Wim Wenders (2023)

Masterpiece del maestro Wim Wenders.
Perfect Days es una obra de arte visual (y espiritual) que te sumerge en la vida de un silencioso hombre que encuentra belleza en los momentos más simples de su rutina.
A través de su trabajo aparentemente “bajo” en la escala social (limpia baños públicos en Tokio) este hombre vive con total disfrute. Observando los pequeños detalles de la vida con eterna atención y curiosidad, mientras limpia baños con un grado de excelencia y presencia admirable.
La sensibilidad de Wim Wenders roza lo poético, y nos hace reflexionar sobre la belleza de lo cotidiano y el arte de vivir despacio.
Poesía a la Presencia ✨
Ver si tenés ganas de:
- Sumergirte en un Tokio alternativo, con la magia de Wim Wenders en cada plano.
- Disfrutar de una narrativa lenta y pausada (mas no aburrida) que te invita a experimentar la magia de la observación.
- Encontrar poesía en los rincones más insospechados de la vida diaria (como limpiar un baño).
- Escuchar temazo tras temazo (las bandas sonoras de Wenders son impecables, y esta no es la excepción).
Dato que nadie pidió: yo la vi dos veces, y eventualmente iré a por una tercera.
Música | Tiny Desk de Feist
Leslie Feist es una cantante canadiense muy pero muy capa.
Me puso muy contento ver que el Tiny Desk de esta semana era un recital de sus canciones.
Son 20 minutos de pura belleza y finura musical.
Los músicos que la acompañan son uno mejor que el otro (los coros y harmonías vocales son impecables!) y ella, con casi 50 años, mantiene una frescura prodigiosa.
Si nunca escuchaste su música, podés empezar por este pequeño show. Y si te quedás con ganas de más, te recomiendo el discazo The Reminder – de esos discos que no hace falta saltear ninguna canción porque son todas buenas.
Conclusión

¡Muchas gracias por llegar hasta acá!
Espero que hayas disfrutado la edición de este domingo.
En el correo que viene exploraremos un poco más la diferencia entre Placer y Disfrute (sutil y crucial distinción que puede marcar una enorme diferencia).
Y a quienes no pudieron hacer la encuesta del domingo pasado,
les cuento que sigue abierta para que la hagan hoy.
Te toma 3 minutos, y al finalizar la encuesta
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Hasta la semana que viene!
Nacho
Versatilistas